Cuando llega el frío una de las comidas más reconfortantes que podemos ingerir es un buen caldo casero hecho con mucho amor. Es un plato típico de esta época del año y desde que era pequeña, que no falta en nuestro recetario de otoño/invierno. Cada uno tiene su forma de prepararlo, pero hoy os vengo a explicar unos consejos que, para mí, son de vital importancia para obtener un buen resultado final. En casa siempre hemos seguido la receta de mi abuela, a la que le quedaba un caldo de cine y fue ella, la que me enseñó todos los truquillos para que me quedara una “escudella” deliciosa.
Para poder disfrutar de un caldo de calidad debemos incorporar una base de verduras, que las más comunes son; cebolla, apio, zanahoria, nabo, puerro, chirivía, col,… De todos modos, a parte de estas verduras, también podemos incorporar otras a nuestro gusto.
En función del sabor que queramos conseguir en el caldo, a la base de verduras le podemos añadir huesos de carne, carcasas de ave, espinas de pescado o restos de marisco. Nosotros, cuando lo preparamos lo hacemos de verduras, pollo, huesos variados, butifarra e incluso le añadimos garbanzos. Ah y las pelotas del caldo, ¡que no pueden faltar!
Para que un caldo casero nos salga rico de verdad y podamos extraer todo el sabor a los elementos sólidos, es necesario respetar los tiempos de cocción. Un exceso de cocción puede tener un efecto negativo y acabar con los sabores de los mismo. Tampoco es lo mismo preparar un caldo solo de verduras que uno de carne, con la cual cosa, deberemos adaptar el tiempo de cocción en función del tipo que caldo que vayamos a preparar. Es recomendable que los caldos de pescado estén unos 20 minutos al fuego, los caldos de verduras necesitarán una hora de cocción y los de carne unas 3-4 horas.
Cuando preparamos caldo casero es muy interesante saber como aprovechar todos los ingredientes que le incorporamos ya que podemos obtener platos deliciosos con sencillas adaptaciones. Para poder conseguir un mundo más sostenible es de vital importancia aprovechar al máximo los alimentos. Esto no quiere decir que nos tengamos que pasar una semana comiendo lo mismo, sino que, una misma preparación la podemos usar de diferentes maneras para preparar comidas que encantarán a toda la familia.
Esta opción es la muy típica y la que más nos encanta en casa. Primero de todo debemos seleccionar la carne, quitar todos los huesos y picarla. Después preparamos la bechamel; picamos cebolla y la sofreímos en una sartén. Añadimos harina de espelta, el líquido elegido (leche, bebida vegetal o el mismo caldo), nuez moscada y un poco de pimenta. Una vez tengamos la bechamel, la mezclamos con la carne desmenuzada, la dejamos enfriar en la nevera. Cuando el relleno esté frío, ya podemos darles forma a las croquetas con la ayuda de una cuchara y nuestras manos. Las pasamos por harina, huevo y pan rallado y, ¡ya las tenemos listas! Las podemos consumir al momento o congelar para otro día.
Para preparar una crema de verduras, simplemente cogemos todas las verduras que nos han sobrado del caldo (las patatas siempre las dejamos aparte), las cubrimos con caldo o agua y las trituramos hasta obtener la textura deseada.
Este plato tampoco falla en casa, para aprovechar las sobras del caldo. Laminamos un diente de ajo y lo pochamos en una sartén. Le añadimos las patatas y las zanahorias cortadas a trocitos y las salteamos a fuego fuerte para que se vayan tostando, igual como lo hacemos cuando preparamos un “trinxat”. Cortamos a trocitos la butifarra que hemos cocido en el caldo y la agregamos a la preparación. Para acompañar podemos hacer una ensalada de hojas verdes.
Una receta fácil donde las haya. Solo tenemos que cortar a daditos las verduras que más nos gusten y saltearlas en una sartén. Cuando estén listas, le añadimos los garbanzos, pimentón ahumado y le damos un par de vueltas más.
También podemos preparar garbanzos con espinacas y piñones. Un plato típico que queda riquísimo cuando lo hacemos con los garbanzos que han cogido el sabor del caldo.
Aunque parece un plato muy elaborado, es muy sencillo de preparar. En un molde para horno incorporamos una capa de tomate frito casero. Desmenuzamos las carnes y las agregamos encima. Laminamos berenjenas o calabacines y las podemos encima de la carne. Y, para finalizar, chafamos bien las patatas y las zanahorias, las incorporamos, agregamos pimentón ahumado y queso rallado (opcional) y horneamos 20 -30’.
Cómo podéis ver, hacer un buen caldo casero no es nada complicado, simplemente tenemos que elegir alimentos de calidad y de dedicarle el tiempo óptimo. Y, a partir de esta preparación nos pueden salir diferentes recetas deliciosas. Lo más importante es intentar aprovechar la comida de una forma u otra para evitar el desperdicio alimentario.
Regístrate y recibiras la Newsletter mensual
¡No te pierdas las NOVEDADES que tengo para ti!
- Responsable de los datos: Laia Espinosa - Finalidad: Envío por email de noticias y ofertas - Legitimación: Tu consentimiento expreso - Destinatario: Lista de suscriptores alojada en Mailrelay. - Derechos: Acceso, rectificación, supresión, anonimato, portabilidad y olvido de sus datos