El ayuno intermitente es un protocolo que está cobrando cada vez más popularidad y se suele utilizar principalmente para perder grasa. No es una dieta como tal, sino un periodo de tiempo donde restringimos la ingesta de alimentos para dar un descanso, no sólo a nuestro sistema digestivo, sino al organismo en general. Este protocolo se puede combinar con cualquier estilo de alimentación que estemos realizando: Mediterránea, paleo, cetogénica, vegana, etc.
En realidad no, es quizá el tratamiento más antiguo y efectivo que existe. Nuestros ancestros no disponían de comida las 24h del día cómo nosotros, sino que alternaban etapas de abundancia con otras de abstinencia. Era común pasar varios días sin comer ya que, sólo comían en cantidad cuando lograban cazar a un animal. En la actualidad, hemos mantenido las grandes comilonas, pero nos hemos olvidado de los momentos de escasez. Y debemos tener en cuenta que comer nos ayuda a crecer y ayunar a regenerar-nos. Por lo tanto, necesitamos periodos de nutrición y crecimiento, pero también periodos de abstinencia y regeneración.
En consulta, lo he puesto en práctica en muchos pacientes y los resultados son muy buenos. Tras una temporada de ayuno intermitente, podemos comprobar cómo las analíticas se regulan. Conseguimos que el colesterol, la glucosa, hemoglobina, insulina, triglicéridos, tensión arterial,… se estabilicen. También mejora la sensibilidad a la insulina, muy importante para las personas con problemas de peso ya que les ayudará a quemar mejor la grasa.
Y no sólo eso, sino que además, el ayuno activa la autofagia, que elimina células dañadas, contribuye a la reparación y ayuda al proceso de regeneración del cuerpo.
Ayunar ofrece muchas ventajas únicas que no tienen el resto de las dietas. Es un método simple, gratis, nos ayuda a ahorrar tiempo y dinero, podemos mejorar nuestra composición corporal y estar más saludables.
Durante el ayuno se deben evitar todos los alimentos sólidos y las bebidas que puedan subir los niveles de insulina en sangre cómo; bebidas vegetales, zumos de frutas y/o verduras, leche,…
El ayuno no tiene una duración estándar, ya que simplemente es no comer. De hecho, cada noche hacemos un periodo de ayuno, normalmente de unas ocho o diez horas, mientras estamos durmiendo. Los estudios sugieren que, para potenciar el efecto beneficioso de la autofagia, bastaría con alargar el tiempo que transcurre entre la cena y el desayuno.
Puede realizarse cada día o días suelto y no hay una hora exacta para iniciar el ayuno. Suele ser más fácil saltarse el desayuno que la cena, pero las personas que no tienen hambre a la hora de cenar, pueden saltarte esta última comida del día y empezar a contar las horas del ayuno desde la última comida que hayan realizado.
Lo más importante es que el ayuno se ajuste al estilo de vida de cada persona y que usemos la fórmula que cada uno encuentre más sencilla.
El ayuno intermintente es seguro para la mayoría de las personas, pero de todos modos, debe ser consensuado con un médico o nutricionista. Hay personas en las que podría ser contraproducente; por eso, antes de empezar con una rutina de ayunos, sería prudente consultar primero para evaluar el estado nutricional y de salud en general.
El ayuno intermitente puede ser un buen método para reducir la grasa corporal y ayudarnos a equilibrar el organismo, pero solo es una herramienta más. Lo más importante es seguir una alimentación saludable y adecuada para nuestras necesidades y estilo de vida.
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2 Comments
Lo pruebo esta semana a ver si consigo perder algun kg…
Perfecto! Ya medirás qué tal te ha ido